A menudo, la madera tropical se presenta, por omisión, como un problema. A diario se destruyen o degradan bosques tropicales a causa de la conversión de paisajes forestales y otras actividades destructivas, tales como la silvicultura no sostenible. A medida que la cubierta forestal disminuye continuamente, la madera tropical se convierte fácilmente en el símbolo mismo de la deforestación. Sin embargo, hay más de lo que se ve a simple vista.
Resulta importante analizar qué es lo que impulsa la deforestación y degradación en los bosques tropicales.
La remoción irresponsable o ilegal de madera de un bosque tropical es apenas una pequeñísima parte del problema; el problema real radica en la competencia por el uso del suelo. La creciente demanda de productos agrícolas tales como aceite de palma, carne de res, soya y maíz también conducen a la degradación forestal y a la deforestación. Además, nuevas infraestructuras, ampliación de ciudades y la extracción de recursos naturales desempeñan su parte en la destrucción del bosque.
La madera puede, si se le maneja correctamente, tener un impacto muy escaso en el ecosistema. Simultáneamente, la madera puede servir de sostén a la economía local.
La prohibición o los boicots a la madera tropical que se obtiene de forma sostenible, bien podrían estar debilitando los efectos positivos que la exportación de madera tiene para países de regiones tropicales. Uno de los incentivos para el desarrollo de la silvicultura sostenible en estas zonas es el considerable ingreso que resulta de la demanda internacional de madera. Si se elimina el incentivo, a menudo la certificación se suprime y la zona se vuelve más vulnerable a la tala ilegal o a otros tipos de usos del suelo a costa de los bosques.
Así pues, es muy importante apoyar al sector silvícola en países tropicales y comprar madera proveniente de la silvicultura tropical sostenible para apoyar el desarrollo responsable en las zonas tropicales.